martes, 9 de octubre de 2012

Lecturas de La Acequia

El Lector de Julio Verne.  Almudena Grandes. 

Cuando Pedro eligió en su club de lectura el libro de Almudena Grandes le propuse hacer un corto análisis del siguiente fragmento del libro : 

De aquella noche eterna y espantosa, recordaría después sólo el final, que también fue malo, amargo, triste, pero no tanto como lo peor, porque las paredes de la casa cuartel no sabían guardar secretos, y en el silencio absoluto de las horas del miedo, las gargantas encogidas de terror, sus paredes delgadas, casi porosas, se empapaban de gritos, protestas afiladas, inútiles, y ruidos de cuerpos chocando contra las esquinas y más gritos, voces conocidas que aún podían pronunciar frases con sentido y luego sólo alaridos, vocales despojadas de significado, letras largas, elásticas, salvajes como gruñidos de animales de otro mundo, nada más que ruido, y más golpes de cuerpos derrumbándose, un estrépito de cuerpos cayendo como fardos, como muebles, como piedras, piedras que chillaban, que se quejaban, que sólo eran capaces de emitir una vocal sola, larga, interminable, y un instante de silencio, el espejismo de paz que rompía la voz del teniente, llevaos a este y traedme al de antes, la finura de su acento atravesando la pared, impregnando mis oídos como una maldición, una amenaza, una promesa del infierno que volvería a renacer en un instante, y más gritos, más golpes, más ecos de un dolor cada vez más desnudo, más exhausto, más dolor, y no me peguéis más, si yo no sé nada, ya os he dicho que no sé nada, no me peguéis más, entonces escuché un ruido distinto, liviano, dulce y todavía más terrible, el ruido de los pies de mi hermana Pepa sobre las baldosas, ¿qué está pasando, Nino?, ¿qué hacen, qué es esto?, no puedo dormir, las lágrimas temblaban en su voz pequeña, apenas una hebra aterrorizada y sucia que hizo crecer la mía, no es nada, Pepica, una película como las que ponen en la plaza esos hombres que vienen con el camión, todos los veranos, y mi voz sonaba mejor mientras mentía, sólo están poniendo una película, igual que me había mentido Dulce a mí unos años antes, ven, límpiate los mocos, para entonces ya había escuchado tantos golpes que era capaz de distinguir unos de otros, ¿de verdad es una película, Nino?, pues claro, ¿qué iba a ser si no?, y sabía cuándo les pegaban puñetazos y cuándo eran patadas, ¿puedo acostarme aquí, contigo?, cuándo se caían y cuándo los tiraban, sí, anda, ven, y hasta percibía el roce de la tela arrastrándose sobre el suelo, pantalones o faldas que se escurrían hasta encontrar un muro, un rincón que ya no les dejaba retroceder más, vamos a cantar, ¿quieres?, mi hermana lloraba y yo seguía escuchándolo todo, sabiéndolo todo, ahora que vamos despacio, y era imposible porque los calabozos no estaban lejos pero había paredes, puertas cerradas, ahora que vamos despacio, y ya no sabía lo que oía y lo que me imaginaba, vamos a contar mentiras, tralará, pero cuando empezaba a dudar de mis oídos, vamos a contar mentiras, tralará, todo volvía a empezar, vamos a contar mentiras, no me peguéis más, si yo no sé nada, por favor, por vuestra madre, no me peguéis más, por el mar corren las liebres, y por el mar corrieron, por el monte las sardinas, hasta que mi hermana se quedó dormida, pegada a mí, abrazada a mi cuerpo como un náufrago se abraza a una tabla, pero yo seguí cantando bajito la canción más larga que conocía, salí de mi campamento, para escuchar mi voz, salí de mi campamento, y no la de mi padre, con hambre de seis semanas, tralará, ¿y tú qué te crees, que tu hermano no sabe lo que está pasando aquí?, con hambre de seis semanas, tralará, si a él le importara, no permitiría que te pasara esto, ¿o no?, con hambre de seis semanas, entonces, ¿por qué le proteges?, me encontré con un ciruelo, ¿por qué no nos dices lo que sabes?, me encontré con un ciruelo, ¿por qué no nos cuentas de una vez dónde está?, cargadito de manzanas, tralará, ¡tu puta madre te lo va a contar, cabrón!, cargadito de manzanas, tralará, y más ruido, más cuerpos cayendo, más voces ahogándose, cargadito de manzanas, y aquella vocal sola, larga, interminable, empecé a tirarle piedras, una vez, y otra, y otra más, hasta que todo se acabó, empecé a tirarle piedras, las lágrimas y las canciones, y caían avellanas, tralará, las verdades y las mentiras, y caían avellanas, tralará, la resistencia de los que pegaban y la de los que recibían los golpes, y caían avellanas, y yo no me había dormido todavía.


He de reconocer que como a la autora del libro El lector de Julio Verne me apasiona este período de nuestra historia que abarca el de la guerra civil. Si bien soy reacia a la mezcla de la ficción en la Historia, debo reconocerle que en muchas de las historias encontradas, como en la de Nino, son tantos los hilos sueltos, la falta y carencia de información, los años de Transición pactados bajo el silencio cómplice en aras de una democracia desprovista de sangre, que los archivos hoy día siguen mancos, y nos queda poca memoria viva. Las historias de aquel momento histórico quedan en la mayoría de los casos en una memoria oral, en recortes, en algunas fotografías, y en cuadernos de prisión.
Sé cuan ardua es la tarea de intentar empalmar la Historia con la ficción sin traicionarla y soy consciente de ello. 


Almudena Grandes en El Lector de Julio Verne, esboza apenas realidades históricas y sociales que no anduviesen ya dentro del imaginario colectivo, perfila personajes sin adentrarse en ninguno de ellos. La visión de Nino, focalizada en un narrador omnisciente que dirige una mirada retrospectiva hacia su infancia, es el  canalizador de todo el relato y personajes subyacentes. Desde su subjetividad conocemos a Cencerro, a Pepe el Portugués, y nos adentramos en el cuartel de la Guardia Civil y en el cortijo de las Rubias.

La autora se propone en este libro demostrarnos que en aquella guerra interminable no hubo ni vencedores ni vencidos. Tal vez por ello los personajes carezcan de una profundidad psicológica, ya que al querer mostrarnos la cara y cruz de cada uno ellos no  acaba de profundizar en ninguno de sus perfiles. Así vemos que la crueldad manifiesta de Sanchís, al igual que  la institución que representa su propio padre, están recubiertas de una humanidad que trasciende sus cargos y responsabilidades durante el llamado Trienio del Terror, por haber pertenecido ambos, directa o indirectamente al bando opuesto, ya siendo partícipes o meros testigos. De ahí que la visión de la autora si bien no se presenta como maniqueísta deja al lector con un resabio agridulce.

El fragmento que me propongo esbozar en este corto análisis se sitúa en las primeras páginas del libro ( para mi edición digital se encuentra en la página 92, de la edición de 2002 de Tusquets y corresponde al texto que encabeza la entrada) y podemos ubicarlo tras la muerte voluntaria y heróica de Cencerro,  y las redadas que tuvieron lugar tras dicho acontecimiento.



Nino, se encuentra en su habitación, la escena se desarrolla durante la noche, y se escuchan a través de las delgadas paredes de ésta, los amedrentamientos y las torturas que les están inflingiendo a los detenidos para dilucidar las acciones del Cencerro.

La focalización de este pasaje dará paso a un soliloquio de Nino, quien nos trasmite a través de su mirada infantil, la de la Generación llamada "inocente", la de un narrador omnisciente, y con ella, un desfile de imágenes de la represión, el dolor, el miedo, y  la pérdida de la inocencia por la que atraviesa el sentimiento de Nino.

Dentro del paratexto (testimonio de Nino) se nos sitúa dentro de la acción de la novela un día antes del 18 de julio,  fiesta nacional, y el undécimo aniversario del Alzamiento. Dos acotencimientos opuestos se celebran. La muerte de Cencerro como exaltación y bravura y la celebración del golpe como acto de violencia de los vencedores sobre los vencidos, desvencijando y ultrajando el cadáver del guerrillero.

El espacio, la reducida habitación de Nino, en la que las paredes no sabían guardar secretos, será un elemento clave en el desarrollo del fragmento.

Y el tiempo igualmente, ya que si bien transcurre en un período corto, la noche; será otro de los elementos esenciales que abrirán y cerrarán el soliloquio.

No dejaremos de destacar tampoco dentro del fragmento el papel que cumple la canción popular insertada en el monólogo y que hilvana el mismo: Vamos a contar mentiras.  La elección de las canciones en la novela tiene y cobra un significado simbólico : La vaca lechera y la Internacional/ para los guerrilleros y en contrapunto los cantos nacionalistas. Con la letra del  Vamos a contar mentiras, Nino intenta mostrarnos con objetividad ambos bandos ( si bien ya ha tomado partido por los del Cencerro- imagen de un hombre al que él ya ha idealizado- antes de iniciarse como lector de Julio Verne).  La elección de esta canción es otro de los elementos de los que se sirve A.Grandes para despertar nuestro imaginario colectivo. Ya antes esta canción había sido utilizada en el cine, tomando el cine como pretexto para gritar (por dentro, hacia fuera) y para acto seguido proseguir el recorrido, enfrentarse al viaje, al proceso de iniciación del o de los protagonistas y aprender. Se trata de la cinta de Víctor Erice en El espíritu de la colmena (1973) , que ya había sido un punto de referencia para sobresaltar la visión de los niños de la posguerra, con esta canción de fondo y el papel desempeñado por el cine  como catalizador del miedo a través de la mentira.          


Empezaremos el análisis destacando los campos léxicos :  el del ruido en contraposición al del silencio, el del miedo, y el de la represión.



I- Dentro del primer campo léxico RUIDO/SILENCIO podemos establecer tres subapartados :



a) El ruido/silencio. La primera mención en el texto es la del silencio. " el silencio absoluto", " las gargantas encogidas", "protestas inútiles" opuestas al "ruido de cuerpos..." gritos, y "...solo alaridos" "vocales despojadas de significado" "letras largas elásticas" "salvajes como gruñidos de animales..." "un estrépito de cuerpos cayendo como fardos, como muebles, como piedras..." "que chillaban" " se quejaban" "solo capaces de emitir una sola vocal, sola,  larga" / un instante de silencio, el espejismo de paz... la voz del teniente".

El ruido va alcanzando una gradación ascendente, pasando de "las gargantas encogidas" a "los alaridos" para luego dar paso a una gradación descendente a través de los recursos de la animalización (gruñidos de animales) hasta llegar a la cosificación del ruido y los cuerpos ( fardos, muebles, piedras) diluyéndose en sólo "ecos de un dolor más desnudo, exhausto", en  una nada.

El único ruido con ciertos tintes de positividad es el de "el ruido de los pies de mi hermana Pepa",  "un ruido distinto, liviano y dulce" pero que pronto es un ruido "y todavía más terrible..." Nino, siente este ruido como el despertar de la inocencia, el golpe más terrible.

Acompaña esta visión contrastada con dos voces la de Pepa " las lágrimas temblaban en su voz pequeña" apenas una hebra aterrorizada y sucia"  y la suya " hizo crecer la mía" "mi voz sonaba mejor mientras mentía".

b) La canción Vamos a contar mentiras. A través del sonido de la canción se hilvana la segunda parte del monólogo de Nino. Y es el nudo central del monólogo.

Nino adopta con Pepica el mismo modelo que adoptase su hermana Dulce con él. La transmisión de la memoria, la protección de la inocencia, viene a través de la mentira (canción) y de la llegada del cine al pueblo todos los veranos (momento de algarabía y despreocupación), haciéndole creer que las voces y los golpes provienen de una película, ya que en el cine "todo es mentira, todo es un truco".

"Vamos a cantar... ¿quieres?" ... hasta que mi hermana se quedó dormida " y yo seguí cantando bajito la canción más larga que conocía" "para escuchar mi voz y no la de mi padre".

 " y ya no sabía lo que oía y lo que me imaginaba", "pero cuando empezaba a dudar de mis oídos, vamos a contar mentiras, tralará, todo volvía a empezar, vamos a contar mentiras".

La negación de la verdad en la mentira, como única aceptación de la realidad es la única posibilidad que se le ofrece a Nino como escapatoria frente a la crueldad que está viviendo y escuchando a través de las paredes. La canción y el cine le construyen ese universo de magia donde protegerse y lograr seguir dándole la espalda a la realidad que le rodea.



c) El ruido de la represión (vencedores)/ el ruido de los cuerpos (vencidos).  Al inicio del monólogo el ruido de la represión es un ruido que es "instante de silencio, espejismo de paz" que se rompía con "la voz del teniente, como " maldición, amenaza, promesa del infierno y renacer en un instante, "sabía cuando eran puñetazos y cuando eran patadas" "cuando se caían y cuando los tiraban" "y hasta percibía el roce de la tela arrastrándose sobre el suelo... pantalones o faldas que se escurrían".

En oposición al de los detenidos, el de "los cuerpos derrumbándose..., cuerpos cayendo..., como piedras que chillaban, que se quejaban..." ( en el comienzo ) hasta fundirse en el final del soliloquio con la canción de Nino, "y más ruido, y más cuerpos cayendo, más voces ahogándose, y aquella vocal sola, larga interminable,  y empecé a tirarle piedras, una y otra vez y otra más, hasta que todo se acabó, empecé a tirarle piedras, las lágrimas y las canciones... las verdades y las mentiras... la resistencia de los que pegaban y la de los que recibían los golpes..."

II- El miedo y el dolor.

El monólogo de Nino transmite ambos sentimientos desde el principio hasta el final del mismo.

El dolor como el miedo están omnipresentes a lo largo del texto, a través de los campos léxicos mencionados. Va unido a la tortura, a la inocencia desgarrada, a las paredes, a la canción, a ambos niños abrazados como náufragos que se abrazan uno al otro como única tabla de salvación.

Habla por la voz, por el eco del miedo y el sufrimiento, a través de las paredes que separan verdad y mentira.

III- El espacio y el tiempo.

El espacio cobra como lo mencioné al inicio de este escueto análisis un papel primordial.

La construcción del soliloquio se construye a partir de las paredes de la casa cuartel que "no sabían guardar secretos. casi porosas, paredes delgadas que se empapaban de gritos ".

Paredes que son una pared, que atraviesa la finura del acento del teniente impregnando los oídos de Nino.

Paredes y pared, que tras los golpes, son "muro, un rincón que ya no les dejaba retroceder más".

Y pese a ser imposible escucharlos como él mismo nos dice " porque los calabozos no estaban lejos pero había paredes, puertas cerradas" Nino penetra al otro lado, visualizando las escenas, para ser mero testigo, desdibujando el espacio y penetrando de lleno en él, para convertirse en memoria.

El tiempo inicia y cierra el relato. De aquella noche eterna y espantosa, recordaría sólo el final, que también fue malo, amargo, triste (...) y caían avellanas, y yo no me había dormido todavía.

El tiempo si bien es "interminable" noche eterna es un tiempo acelerado por los recursos estilísticos utilizados, la yuxtaposición de las frases entrecortadas por comas, para subrayar la violencia,  si bien aceleran el ritmo, el polisíndeton otro de los recursos utilizados ( acumulación de la conjunción y) al mismo tiempo le confiere un momento de reiteración, lentitud, y reflexión en bucle, a lo que viene a añadirse el hilo entrecortado de la letra de la canción que vienen a ser como los golpes recibidos por ambas partes de la pared.

De aquella noche interminable, como lo fueron los episodios de aquella guerra también interminable, Nino condensa en este episodio que transcurre en una noche, los acontecimientos clave de la novela.

Tras la muerte de Cencerro, Nino empezará su iniciación. Esta muerte y esta noche, simbolizarán el paso de Nino de niño a hombre. La pérdida de la inocencia inicial dará paso a su propia construcción como personaje. A partir de este momento, y como veremos dentro del desarrollo de la novela, empezará a crecer físicamente (ya no tan Canijo)  y  también a forjarse sus creencias. Tomará partido, se implicará, aprenderá a mentir (sin necesidad de cantar) , a guardar secretos y a inventarse su propio mundo a través de las lecturas de Julio Verne.



Concluyendo este breve esbozo de análisis, diré que lamento no poder profundizarlo más dado el formato para un club de lectura, y que ruego perdonéis las lagunas con las que os encontraréis al leerlo. Todo añadido y crítica serán los bienvenidos.

A través de la elección de dicho fragmento intenté condensar lo que me transmitió la lectura del mismo. El paso de niño a hombre de Nino. Su proceso iniciático que dura esa noche en la que Cencerro muere y él renacerá completando su etapa de niño a hombre. Las influencias que A. Grandes adopta del cine y de este tema que a algunos les resulta ya tan trillado como es el de la guerra civil. Es cierto que podemos encontrar en el libro múltiples referencias a otros escritos o cintas sobre el mismo tema, pero la particularidad de éste pienso que es el de poder llegar a una mayoría, por el enfoque que le otorga A.Grandes: el de una guerra sin vencedores ni vencidos.

Entiendo la saturación de muchos, la ignorancia de muchos también sobre este tema ( incluida la mía), pero ese trabajo de Memoria es necesario aunque nos pese. Desde 2007 año en el que se aprobó la Ley de Memoria sólo han pasado 5 años, y nosotros ya hemos resuelto el tema. Somos superdotados en todo. Creo que aún falta mucho por hacer al repecto. Tengo y pienso que tenemos una deuda moral y personal con él y hasta que no la salde y saldemos, al menos yo seguiré aquí. Es una de las pocas cosas que me mantienen en pie todavía.

Ya fuere en Argentina, Chile, Albania, Francia o Alemania, esa recuperación era y sigue siendo un trabajo permanente. Son los alemanes quienes lo han llevado a cabo de la manera más ejemplar.

Imagino que nuestro gran problema es que apenas empezamos a hacer el análisis de una situación, nos cansamos antes de establecer conclusiones. Pero los hay que no se cansan de seguir negándose a aceptar su parte de responsabilidad dentro de la Historia. Creo que el sueño que nos proporciona la literatura no está reñido con la amargura que ciertas realidades nos proporcionan. Que hay un tiempo para todo.

Y por ello, agradezco a su autora, aunque no sea santo de mi devoción, todas las aportaciones que ha hecho sobre la Memoria Histórica y su participación en la reconstrucción de la misma.



Vídeos de la autora  Almudena Grandes sobre El lector de Julio Verne.