Participación a la lectura de Basura de Sylvia Aguilar Zéleny para el mes de junio https://goo.gl/yRhKJz en el club de lectura de Pedro Ojeda Escudero. Gracias Pedro.
BASURA
Con este título, la escritora mexicana Sylvia Aguilar Zéleny nos conduce
hasta la frontera que separa Ciudad Juárez del Paso.
A través del recorrido vital de tres personajes Alicia, Reyna, y Griselda, su
autora Sylvia Aguilar Zéleny, nos muestra en Basura, la violencia, la
impunidad, las desigualdades sociales, feminicidios, secuestros, violaciones, narcotráfico
y tráfico de toda índole, así como la corrupción que transita impune por la
frontera que separa a EE UU de México. Ciudad Juárez actualmente una de las
ciudades más peligrosas del mundo, que vivió gracias a las maquiladoras gozando
de pleno empleo, tras la crisis fue una de las mayores aliadas de las mafias y
de la violencia. Prostíbulos, droga, fiscalía implicada con el narcotráfico,
asesinatos de periodistas, tráfico de armas, delincuencia... Por aquel entonces
la justicia prefirió mirar hacia otro lado, y a día de hoy aún sigue permaneciendo
ciega. En la frontera entre el Paso y
Ciudad Juárez- epicentro en el que se sitúa la acción de la novela-, la muerte
y la miseria humanas envuelven como una neblina la vida de los vivos y la muerte
de los muertos.
La utilización en boca de los personajes centrales de un lenguaje de la
calle, directo, crudo, y nada edulcorado permite ese alcance de naturalidad que
la oralidad le presta a la descripción de los lugares y los objetos citados,
arrastrándonos al mismo tiempo a la realidad a la que se enfrentan las
protagonistas, a lo cotidiano, al día a día que se respira y malvive en la
frontera.
Cada personaje va construyéndose a sí mismo a través de su propia oralidad,
a modo de trayecto y periplo que expresa y da vida a su propia experiencia
vital.
Cuando Pedro propuso Basura en su club de lectura me compré el libro
ese mismo día. La primera vez que escuché mencionar a los pepenadores y
el término pepenar[1]
fue en París en los años ochenta por Claude Fell, especialista en civilización
y literatura latinoamericanas en la Sorbonne y cuya especialidad se centraba en
México. Estudiábamos por aquel entonces a J.Rulfo y su Pedro Páramo y La
Región más transparente de C. Fuentes.
La clase impartida sobre los pepenadores centrada en el D.F. confieso que
por aquel entonces atrajo mayoritariamente toda nuestra atención.
¿Vivir de la basura? ¿Comer de ella? ¿Establecer todo un sistema, un
círculo, y una mafia en torno a la misma? Aquellas preguntas alcanzaron su respuesta
cuando en Europa se llegó también a pepenar, aunque todavía no se le adjudicó
ningún neologismo a lo de escarbar en la basura, vivir, vender, y comer de
ella. En Europa y otros continentes que gozan de la apelación de ser sistemas
económicos capitalistas y desarrollados se introdujeron leyes a través de las
cuales las grandes cadenas alimenticias redujeran el precio de los productos a
punto de ser caducados para evitar que se robara de las basuras tal despilfarro
alimenticio mientras parte de la población se moría de hambre. En estas sociedades de hiperconsumo en las
que nos encontramos, además de ser igualmente como seres humanos productos que
caducarán un día u otro, -sin contar que también lo que consumimos lo
desechamos física y materialmente-, recogemos en múltiples formatos, de vuelta,
ese consumo plastificado o enlatado que tanto nos ha sobrado. De ahí, que hoy
el pepenar ya no se considere algo sucio, vomitivo y lastimero sino una forma
de reciclaje con leyes propias como lo presenta Sylvia Aguilar al comienzo de
la novela comparándolo con un tesoro que hay que destapar, ya que además de
generar beneficios, representa el sustento de muchas familias.
Dicho esto, y volviendo a Basura, en mi primera lectura, y no sabría
explicarles el porqué, me vino a la mente la obra de teatro escrita por Bertolt
Brecht con música de Kurt Weill Die Dreigroschenoper. (La Ópera de los tres
centavos en su traducción al castellano) en la que se hace una
crítica marxista del mundo capitalista, de la corrupción y la pobreza. En ella,
y de ahí mi punto de partida, se enfrentan dos clanes: el de los mendigos y el
de los mafiosos. La obra finaliza con un inesperado y atribulado final feliz
que me recordó igualmente al final abierto y con un ápice de esperanza
propuesto por Sylvia Aguilar en Basura en el que Reyna y Alicia pueden
optar por escapar a la muerte y huir a Ecatepec para reiniciar allí una nueva
vida.
El clan de los mendigos con su rey Peachum me llevó a la comparación con D.
Chepe y a su banda o Yo soy del círculo[2]
organizado de pepenadores, y al de los mafiosos compuesto por los narcos y
políticos corruptos mencionados en el libro quienes intentan acabar con su
negocio y con su vida. Dos clanes o círculos (como los define Alicia) enfrentados
en ambas piezas literarias.
Releyendo a Brecht, en escena vemos
desfilar a una serie de personajes de lo más marginales, al igual que en
Basura con el desfile de personajes en el prostíbulo la Bonita, La Linda,
La Tijeras, La Rusa, El Javier, o como
Mackie Navaja, líder de los bandidos en La Ópera de los tres centavos ,
que toma en la historia el lugar habitual del héroe al igual que lo hace Reyna;
Polly, hija del jefe de una cuadrilla de mendigos, enamorada de Mack; Brown, un
policía corrupto; y Jenny, prostituta y antigua pareja del héroe de la
historia.
Al margen de la crítica al
capitalismo, en ambas historias se abordan temas como la violencia doméstica, también
presente en Basura e incluso el aborto o el abandono de recién nacidos,
presentes en la “Balada del Chulo” (o proxeneta) al igual que en Basura
con el caso de Alicia abandonada al nacer, o las violaciones, feminicidios, el
maltrato a la mujer, y a los trans.
Basura, desde
el título introduce una cosificación de los personajes asociados a la misma, e
incluso una animalización – perros y sabuesos- llegarían a ser el alter ego de algunos
personajes. Solo que la autora, en su libro, intenta salvarlos de ese
inframundo volviéndoles a otorgar su dimensión humana: la de haberse guiado por
su instinto de supervivencia, el cual los eleva a un estado de suma Humanidad.
En las palabras de Reyna se refleja esta dimensión tras acoger a Alicia:
(…) Caray el instinto del sobreviviente es bien cabrón,
Chiquitica, digo Alicia. Si primero dabas miedo, y ahora hasta ternura me das.
(…) Yo te voy a cuidar. Yo te voy a proteger. No voy a dejar que nada te
ocurra. No voy a dejar yo que nadie te agarre y te lastime, y te haga cachitos,
porque eso es lo que hacen ahora con muchachitas como tú, las agarran, las
lastiman, las hacen cachitos, las dejan en el basur… ay, perdón, perdón, perdón
(…). [3]
Y tras recordarle todo lo que ha padecido: abandono al nacer, abandono de
su madre adoptiva, la violación de su padrastro, secuestro de su vida que
agarró D. Chepe haciéndola vivir en y de la basura, añade concluyendo lo
siguiente:
(…) Este pinche mundo, te digo este pinche mundo nos ha
quitado hasta eso, las ganas de reír. Este pinche mundo que está habitado por
pura pinche gente. Esa gente, escúchame bien, Alicia, esa pinche gente es la
basura de este mundo y no la que tiramos todos. Esa gente que no tiene ni alma
ni corazón, ni decencia ni nada de nada”.[4]
Sobre este mismo tema, el de la basura, ya hoy extendido a otros países
latinoamericanos, (y no solo a estos) ha corrido ya mucha tinta desde la
primera vez que por los 80 oí hablar de él.
Se han escrito ensayos, multitud de artículos de prensa, e incluso la directora
de cine nicaragüense Laura Baumeister de Montis realizó una película en 2021 La
hija de todas las rabias que llegará a nuestras pantallas europeas en
breve.
Todos estos manifiestos, escritos, visionados, o pinturas, nos lanzan un
mensaje nuevo: el de estas mujeres que
reivindican sus derechos como tales e intentan que nos metamos en su piel a
través de una nueva percepción del término basura al cual se las sigue
asimilando a día de hoy. Se exige y reclama a través de sus voces, una forma
diferente de pensar en nuestro futuro, con mayor tolerancia, basada en el reciclaje,
entendiendo que no todo es desechable, pues también nosotros lo somos
(productos con fecha de caducidad), y que todo ser humano merece respeto y
dignidad; todo ello para acabar reflexionando sobre el hecho de que lo que es
basura para unos, supone un tesoro y un bien preciado para otros.
Hoy algunos pepenadores han encontrado apoyo en ciertas organizaciones como
la de Gris o Griselda en Basura, quienes les han asistido y ayudado a
considerar esta labor como un trabajo más, y tan digno como cualquier otro. Si
bien Gris habrá pasado al otro lado de la frontera, y acabará sin reconocer a
Alicia, su paso por Ciudad Juárez desde el Paso le habrá mostrado que la vida
en sí no es sino un cruce de caminos, de destinos, en el que a menudo
compartimos parte de un gran vertedero sin saberlo, el nuestro, hasta que el
olor de la sangre, el peor de todos los olores, remueve nuestras conciencias.
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Para completar este breve comentario sobre Basura y porque de sobra
sé que me dejo muchísimo en el tintero os dejo unos enlaces sobre el tema esbozado
por si alguien gusta de seguir “escarbando” un poco más.
México
De pepenar a
reciclar: la formalización de un sector incomprendido. https://globalpressjournal.com/americas/mexico/waste-pickers-recyclers-municipal-landfill-formalizes-misunderstood-sector/es/
*Fiyi se convierte en
la primera nación del Pacífico en reconocer a los recolectores de basura como
héroes del reciclaje
https://www.globalcitizen.org/es/content/fiji-waste-pickers-recognition/
Brasil
Colombia
https://www.lafm.com.co/bogota/en-bogota-tambien-hay-gente-que-busca-comida-entre-la-basura
Chile
https://www.youtube.com/watch?v=SJwMGRS4sqI
Reportaje 21 días en
la basura.
https://www.mitele.es/programas-tv/21-dias/temporada-3/programa-17-40_1006366075642/player/
Nicaragua (película)
Laura Baumeister de Montis. La hija de
todas las rabias, 2021. https://decine21.com/peliculas/la-hija-de-todas-las-rabias-45858
https://www.youtube.com/watch?v=X5K5Vn2BiYo
Gregory Nava. Bordertwon, 2006. (Ciudad del silencio).
[1] Pepenar: Del náhuatl pepena 'escoger', 'recoger'. 1. tr. El Salv., Guat.,
Hond., Méx. y Nic. Recoger del suelo, rebuscar. 2. tr. Nic. Suspender a un
alumno. 3. prnl. coloq. El Salv. matar (‖ quitar la vida). 4. prnl. Guat., Méx.
y Nic. robar (‖ tomar para sí o hurtar). Pepenador : el que pepena.
[2]Basura. Sylvia Aguilar Zéleny. Editorial Tránsito,
2023. Op.cit. 19
[3] Op.cit. 199
[4] Ibid. 200